Un buen día una persona me recomendó el Kpop, le dije “no gracias”, para mí esa música era de videojuegos de baile. Y fue justo ahí, en uno de los videojuegos de Dance que escuché una melodía que me atrapó y de la cual no entendí nada.
Con mucha pena y con mi ignorancia a cuestas pregunté a los que jugaban ¿quién la cantaba?, me dijeron que el grupo se llamaba BlackPink, así que me puse a buscar videos de esas tal “negro-rosas”. Encontré el video de la canción de mi interés, un MV titulado ‘Boombayah’, lo reproduje y lo que vi hizo estallar mi cerebro.
Eran 4 mujeres muy jóvenes realizando una suerte de baile tribal de tribus indo americanas, combinadas con un rap del que solo entendí la palabra ‘rambo’. Luego un montón de adolescentes patinando. No pude aguantar y busqué la letra, quería saber qué decían.
El mensaje de la canción es confuso, porque en varias partes dicen el nombre de la banda mientras que, en otras, decían que estaban en mi área (por extraño que suene, esto me generó empatía). La única parte que comprendí fue el principio donde decían que estaban ardiendo y la declaración siguiente… Wow! Me dejó de una pieza. La canción era una completa locura. Me encantó.
Investigué a la empresa productora de BlackPink, me enteré que se llamaba YG, ellos habían hecho esa maravilla. Amé a YG. Seguí buscando información y encontré que el grupo ya estaba en su quinto año y llevaba dos de hiatus debido a la pandemia, estaban congeladas. Odié a YG.
Escuché otras de sus canciones y mientras más lo hacía más me gustaba lo que oía. 2 meses después supe que comenzarían una gira, esto fue en el año 2022. Amé a YG. La gira comenzó a la par del lanzamiento de un nuevo álbum, Born Pink. Quería escucharlas en vivo pero me enteré que no vendrían a mi país. Odié a YG.
Durante un año la gira de BlackPink fue un éxito sin precedentes para un grupo de Kpop femenino. Amé a YG. Al final de la gira dieron un gran concierto FINALE en Corea. Y sin más, anunciaron en un video llamado BP Last Roll, el final de BlackPink. Odié a YG.
Debo aclarar que desconozco la mecánica empresarial de Corea del Sur, ignoro los tiempos y las formas, el razonamiento no sirve así que únicamente me queda la zozobra, mis enormes expectativas y mis mullidos sentimientos.
Al principio de 2023, supe de un nuevo grupo que estaba por lanzar YG, se llamaría BabyMonster. Amé a YG. Presentaron a las nuevas participantes y cada una me pareció fantástica, pero en mayo el CEO dijo que el debut sería meses después. Odié a YG.
En septiembre dieron algunas noticias de BabyMonster, anunciaron por fin la fecha de debut: noviembre 17. Amé a YG. Llegó el debut y no apareció quién, supuestamente, sería la figura central, Ahyeon. Odié a YG.
BatterUp!, la canción del grupo, me encantó. Los coros, la melodía, el rap, todo estaba en perfecta sincronía. Amé a YG. A los 3 días del debut anunciaron que el grupo entraría en hiatus hasta que pudiera regresar Ahyeon. Odié a YG.
Así llegamos a este mes de enero de 2024. Mi relación con YG es un drama, me hace sufrir tanto que cada tercer día cancelo mis suscripciones a sus redes, y me hace gozar tanto que cada tercer día me vuelvo a suscribir.
Odio ver sus videos porque son fantásticos, odio escuchar su música porque es estupenda, odio sus MVs porque son impecables, odio su memorabilia porque quiero comprarla toda. A la vez, amo su indiferencia, amo el maltrato que le da a los fans, amo las largas esperas a las que nos obliga. Creo que mi relación con YG es tóxica.
A estas alturas te preguntarás ¿por qué mantienes esa relación dañina? La respuesta es simple, porque amo a los grupos que YG ha creado, a todos, de todas las generaciones. Amo a cada personaje de cada MV y sobre todo amo a las cantantes, la forma en que miran a la cámara y sus miradas hipnóticas nos seducen mientras nosotros, los fans, desfallecemos por ellas.
Amo odiar a YG, odio amar a YG.
Escribió, para BrokenHexagon, JadeEyes.